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¿Has sobrevivido a una bomba? Yo sí. Y no me lo creo, y no sé cómo ni por qué. ¿Suerte? Mucha suerte junta en un solo día, éramos 1000 estudiantes, sólo estudiantes, y pasamos por ese pasillo todos los días, todos y cada uno de ellos...y todos estamos vivos. No sé cómo se os queda el cuerpo, pero yo aún siento la vibración de la onda expansiva. Yo fui de las estudiantes que más cerca estuvo de la bomba. Entre 80 y 100 kilos de explosivo y yo con un cuerpo de 1'60 y 45 kilitos de nada.
Ahora os cuento que yo llegaba tarde a clase, y mi clase está en ese edificio, en ese lado, y en la segunda planta. En la segunda planta sólo tuvieron el susto. Pero yo había bajado a la cafetería y llegaba dos minutos tarde a clase, por eso estaba en ese ala, pero en la planta baja, donde sí pude sentir la bomba. Exactamente a las once y dos minutos. Estaba con la mano en el picaporte de la puerta dispuesta a salir corriendo a ese pasillo. Justo a ese pasillo. Y no me dio tiempo. Si llego a salir un minuto antes... ESE es mi milagro. Pero ha habido cientos de milagros. Cada historia de cada alumno encierra un milagro, porque todos tendríamos que haber estado por ahí. Y no estábamos. LLovía. LLovía y nos salvamos.
La virgen del Amor Hermoso, la de la universidad, estaba hoy llena de flores. Y se las merece, porque no creo que exista una casualidad tan grande.
Gracias.
Sin miedo y sin rencor.
Somos UNAV.