A los 19 años de edad, decidí dejarme barba… mucha… toda… Apenas recortaba unas puntas por aquí y otras por allá, así que era una barba limpia, aseada, bien poblada, bastante talibán cuando los talibanes no estaban de moda. Quizás en aquella época, me gustaba llevar esa barba como un símbolo revolucionario, aunque en realidad, mi persona vivió ajena a manifestaciones y luchas progresistas.
Pasados 14 años, y cuando estaba trabajando en una Obra que se convertiría en el Nudo Súper Sur de la M40, aquí en Madrid (año 1989). Ernesto; un compañero de trabajo; y yo, en una de esas tonterías masculinas que consisten en decir: “¿Nos afeitamos esta noche y venimos mañana sin barba? Pero con dos cojones. No vale rajarse”, nos juramentamos para cumplir esa boba palabra de honor.
Nos dimos la mano como dos caballeros y a la mañana siguiente aparecimos barbilampiños. ¡Cómo nos mirábamos entre risas y un poco acojonados por nuestra “valentía” y nuestros “ya nos vale”!
Al día siguiente, decidí volver a dejarme la barba pues se dieron situaciones jocosas tanto familiares como personales o amistosas, pero sobre todo familiares. Por ejemplo: Tanto mi madre como mi hermana preferían no mirarme pues aunque mi voz era obviamente la misma, mi cara era la de un completo extraño, hasta el punto de que mi madre llegó a decir: “He perdido un hijo pero he ganado un primo” en referencia al parecido físico que mi carita sin pelos mostraba con la de su primo Luisito.
Ernesto y Luisito han desaparecido de la faz de la Tierra. Espero que como el que lea esto, se hayan divertido un poco con la historia de mi último afeitado total en aquel lejano 1989.
La libertad me parecía un regalo maravilloso, pero el que un imbécil llamado Cojo Manteca se hiciese famoso por romper farolas apoyando una lucha estudiantil que su incultura y su analfabetismo desconocían, me parecía una vergüenza y un esperpento.
Es decir; y para ser francos: me dejé la barba por comodidad y por no tener que afeitarme todos los días y que se me irritase mi piel de culito de niño.
Es decir; y para ser francos: me dejé la barba por comodidad y por no tener que afeitarme todos los días y que se me irritase mi piel de culito de niño.
Pasados 14 años, y cuando estaba trabajando en una Obra que se convertiría en el Nudo Súper Sur de la M40, aquí en Madrid (año 1989). Ernesto; un compañero de trabajo; y yo, en una de esas tonterías masculinas que consisten en decir: “¿Nos afeitamos esta noche y venimos mañana sin barba? Pero con dos cojones. No vale rajarse”, nos juramentamos para cumplir esa boba palabra de honor.
Nos dimos la mano como dos caballeros y a la mañana siguiente aparecimos barbilampiños. ¡Cómo nos mirábamos entre risas y un poco acojonados por nuestra “valentía” y nuestros “ya nos vale”!
Al día siguiente, decidí volver a dejarme la barba pues se dieron situaciones jocosas tanto familiares como personales o amistosas, pero sobre todo familiares. Por ejemplo: Tanto mi madre como mi hermana preferían no mirarme pues aunque mi voz era obviamente la misma, mi cara era la de un completo extraño, hasta el punto de que mi madre llegó a decir: “He perdido un hijo pero he ganado un primo” en referencia al parecido físico que mi carita sin pelos mostraba con la de su primo Luisito.
Ernesto y Luisito han desaparecido de la faz de la Tierra. Espero que como el que lea esto, se hayan divertido un poco con la historia de mi último afeitado total en aquel lejano 1989.
11 comentarios:
jajajajaa ya se de dónde has sacado tu sentido del humor, qué gracia tu madre.
No estaría mal que tomaras otra vez la decisión y te nos presentases desnudito de cara, para variar jejeje ¡que estás guapísimo también sin barba!
Besitosss (dejo unos días más la guitarrica)
La madre q me parió, pero si tienes cara!!!!, yo pensaba q eras todo barba y q debajo de ella no había nada más q pelos y pelos!.
Vito, sol, amore, mister potato mío, siento decirte q estoy con tu santa madre; he ampliado la foto para ver tu cara de culo de niño (ojo, palabras tuyas, no vale ofenderse!) y ese no eres tu!. Pero lo q más me ha impactado de todo son esas gafas!!!!, dioooooos!, cuanto daño hicieron a la estética mundial los años 80!, una generación marcada de por vida! ;)))
Ya sin coña, muchas gracias, q te he dado la vara con la puñetera foto hasta q la has encontrado.
Un besazo muy grande!
jajajjaja Vito, qué punto tiene tu madre madre.Y tú, al contarlo como lo haces.
Confieso que yo tambien he ampliado la foto para ver bien tu carita sin pelo...
Apoyo a Tha, venga Vito, afeitate pa nosotras, una especie de striptease de cara...pa nosotras que también nos desnudamos pa ti ;)
Besosssssssssss
No creo que complazca a quienes quieren verme sin barba. Hice una promesa a San Juan Crisóstomo de que si el Atleti ganaba tres dobletes seguidos, me afeitaría barba y cabeza y me haría lama en el AtleTibet. O sea que de momento, se siente... ¡Qué gafotas era!. Súpermodelnas; se oscurecían con el sol. ¡Besos!
Lleva razón tu madre, yo he tenido que taparte media cara para reconocerte :).
Un besazo aunque me pinches ;).
COÑO ... ¿ QUE PASA CON MIS COMENATRIOS ?
POR DISO BOLGGER, DEJA QUE POGNA SUS COMENATRIOS LA LOP!
Compi¡¡¡con dos cojones¡¡Si señor, vaya foto¡¡¡¡je je je je jeje je jej e je jejejejejjej...que me parto.......
!Hala!. Me despisto unos días y me encuentro con una foto de Vito en la época del destape!.
Unas gafas muy pintorescas, si señor. Por suerte yo hace catorce años aún no usaba gafas y me libré de sucumbir a aquella moda :)
Besillo, Vito :)
Entretenido su blog.
Saludos!
Saludos letizaida, chata.
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