¿Tha fantasea?

Aleksandr Shahabalov

Hacía un calor sofocante. No le gustaba demasiado el verano, cuando ataca fuerte no hay nada con qué quitártelo. Notaba las sábanas mojadas en su espalda, el sudor bajando por su escote, por las sienes, el cuello, el pubis...
Alargó una mano, allí estaba él. Se puso de lado y se recreó mirándolo, adoraba ese pecho enorme capaz de envolverla. Le acarició los caracoles que lo sembraban, los pezones rosados, las ondulaciones de sus músculos, pasó la lengua delicadamente sorbiendo la sal, aguantó las ganas de morder y chupar con más fuerza.
Se movió inquieto y le dió la espalda... ¡cómo deseaba esa espalda!, recordó como minutos antes se había aferrado a ella, a la leve curva de sus caderas, a ese culo prieto y duro...
Pasó la mano por sus cabellos y ajustó su cuerpo al de él, y entonces oyó cómo le preguntaba: "¿qué te pasa, cariño?" y ella con esa voz ronca, casi agotada de amar, le dijo: "dame eso que sabes qué deseo...", y él: "¿de naranja o de limón?